Qué difícil es sentir curiosidad y miedo al mismo tiempo, pienso con los dedos llenos de tinta, la chaqueta espesa que tengo desde los noventa y que es como un abrazo viejo, y un relato recién luchado. Una vez me presentaron unas normas que había que cumplir para ser amada y ya las he roto todas, sentada en Grand Central Station, con hambre de una verdad y sin que me tiemble ni un pelo ante la soledad que hay en contar una historia. Existen palabras tan hermosas. Como madrugada y el verbo merecer.
Existen palabras tan hermosas
