He tenido la alegría de recibir, junto con el resto de artistas que formamos parte de la exposición virtual Reescribamos el mundo, comisariada por Semíramis González, el premio Aequalitas que entrega el sindicato Fetico anualmente.
Dejo aquí mi intervención, y sobre todo os animo a visitar la exposición virtual haciendo clic en este botón.
Muchísimas gracias a Fetico por este reconocimiento. Yo trabajo en el mundo de la literatura con un enfoque multidisciplinar que incluye la escritura, los recitales poéticos, la traducción literaria y la formación en escritura creativa. Mi oficio siempre ha estado atravesado por el activismo feminista y lésbico.
En este sentido, quería mencionar tres cosas:
- En primer lugar, la reciente publicación de mi poemario Todas mis palabras son azores salvajes en Editorial Dos Bigotes, dos de cuyos poemas podréis encontrar en la exposición que se inaugura hoy aquí, a cargo de Semíramis González, a quien agradezco de todo corazón haber contado conmigo. Es un libro que reivindica el amor y el deseo entre mujeres, mujeres con cuerpos reales y sensualidad sin importar su edad.
- En segundo lugar, mi labor como traductora feminista, que implica sobre todo dos objetivos: hacer un trabajo de genealogía feminista, traduciendo por primera vez obras de mujeres que son claves en la historia de la literatura o de la crítica literaria, por ejemplo Cómo acabar con la escritura de las mujeres de Joanna Russ, o las obras completas de la activista nativoamericana Zitkala-Sâ, y por otra parte, traducir estos libros tratando de captar el lenguaje y el espíritu feminista con el que estuvieron escritos.
- Y por último, mi taller de escritura peligrosa realizado en Fundación Entredós, presencial y online, en el que mujeres diversas en edades, procedencias y otras identidades, escribimos en comunidad y aprendemos a reivindicar nuestra habitación propia, física y mental.
Ningún reconocimiento feminista puede recibirse en solitario, porque el feminismo es un movimiento de justicia social, una lucha por el bien común que nunca lleva una sola huella, son muchas manos entrelazadas, mucho trabajo en común. Es por eso que comparto este premio precisamente con mis escritoras peligrosas, sin quienes hubiera sido imposible atravesar el confinamiento y la pandemia sin dejar de escribir. Por ellas, y para que todas las mujeres estrenen un cuaderno en blanco este 8 de marzo y cuenten sus vidas y sus sueños, muchísimas gracias.