Virginia Woolf sobre Emily Brontë: Por tanto, el suyo era uno de los dones más infrecuentes. Era capaz de librar a la vida de su dependencia de los hechos; con tan solo unas pinceladas mostrar el espíritu de un rostro de modo que no fuera preciso un cuerpo; con tan solo mencionar los páramos provocar el silbido del viento y el rugido de los truenos.
Emily Brontë
