He ido toda mi vida a ese lugar de anhelos que es la Feria del Libro de Madrid. Recuerdo el Retiro, llevar el mismo vestido que mi hermana y oler a colonia de bote tamaño familiar. Recuerdo las firmas de Carmen Martín Gaite y Ana María Matute cuando era adolescente. Y sobre todo, recuerdo el constante sueño de estar al otro lado de la caseta algún día con mi propio libro.
Este sábado ha llegado ese momento. Estaré en la Feria para firmar mi poemario Todas mis palabras son azores salvajes. Me parece emocionante. No quiero que nunca me deje de parecer emocionante, poner cara de aburrimiento y de suficiencia cuando alguien que te ha leído te hace una pregunta sobre tu libro o te pide que se lo dediques. Me ha ocurrido alguna vez cuando yo he sido la lectora y me parece tremendo, porque a mí que una sola persona dedique tiempo a leer algo que tú has creado me resulta una de las cosas más hermosas que pueden ocurrirte en la vida. Así que quiero escribir más libros, y firmarlos allá donde me inviten, y emocionarme cada vez que alguien me comente sus impresiones.
Luego las cosas nunca ocurren como has imaginado en tus sueños. Creo que los momentos más grandiosos de este poemario, los que se quedarán en mi corazón para siempre, serán aquella primera firma en Librería Berkana nada más salir el poemario, un febrero helado, muy pandémico, con la gente haciendo cola en la calle, o el vídeo precioso que me hicieron mis Peligrosas, leyendo cada una de ellas uno de mis poemas. No me imagino cómo debe vivirse eso de ser una escritora estrella en un auditorio con cientos de personas, o una de las que firman en la Feria y la cola da vueltas. Pero sí sé lo que es que te lean con amor. Le pido poco más a mi vida literaria.
Nos vemos este sábado, de 11:00 a 12:00, en la caseta 49 de Librería Berkana.
(Gracias, siempre, a Editorial Dos Bigotes por creer en mí. Siempre.)