Ayer se dirigieron a mí como doña Gloria. No de broma, en serio. Doña Gloria, pase por aquí. Doña Gloria esto y lo otro. Me sentí como doña Emilia, quise tener un moño pardobazaniano y a una galdosita a la que llamar «pánfila de mi corazón«. ¡Qué maravilla es ser una señora madrileña! Besos desde mi cocina.
Doña Gloria
