Un verano de hace cinco años leí Irse de Esmeralda Berbel y pensé: sería precioso hacer un taller de escritura e invitar de vez en cuando a escritoras a que nos hablasen de sus procesos creativos. Casi sin pensarlo, lo propuse en Fundación Entredós, donde, como dijo mi amiga Marina Santo en la fiesta de cierre de nuestra casa feminista, jamás me han dicho que no a nada.
Ese primer año no éramos ni diez mujeres. Fue una experiencia preciosa y sí, logramos que nos visitara con tanta generosidad Esmeralda, a quien por aquel entonces no conocía de nada y que ahora es una amiga querida. Desde esos días han pasado muchas cosas, más de cien mujeres han peligroseado en el taller y las escritoras más increíbles han accedido a pasar un rato maravilloso con nosotras.
Fuimos familia y refugio en el confinamiento y durante la pandemia y somos comunidad y celebración desde 2018. La semana que viene empezamos el sexto año de las Escritoras Peligrosas con nueva sede presencial, dos grupos de zoom impresionantes, el cuaderno en blanco y la diversidad que siempre había soñado entre nosotras.
El martes 19 comenzamos el taller presencial en la Librería La Independiente de Lavapiés y el miércoles 20 lo haremos con los dos grupos de zoom, el de la mañana y el de la tarde.
No puedo estar más agradecida a la vida y a cada una de las escritoras que han pasado por mi taller, mi comunidad, mi proyecto más importante.